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Alvaro Fuentes

Cine, rock y ciudad


El cine platense se busca a sí mismo con temas propios y nuevos directores. El autor se anticipa al estreno de una película, realizada por jóvenes profesionales del cine de la ciudad, que realza nuestra vida cultural y los talentos artísticos locales.


La distancia es la ópera prima de Franco Palazzo, autor platense que da clases en la carrera de Artes audiovisuales y director de fotografía de varias películas de factoría local. No sólo dirige la película sino que también la guiona. El hecho de que la imagen sea su base formativa se ve plasmado en la obra, no sólo en el cuidado de los encuadres, sino en la utilización del universo de lo pictórico (una de las protagonistas hace dibujos donde las formas vegetales son su principal inspiración). La pintura, entonces, como una más dentro de la paleta de artes que aparecen. Podría definirse como una película de artes: las visuales pero también las musicales.


Es la historia de una banda femenina de rock alternativo, con dos personajes protagónicos, la cantante y la baterista, que en sus vidas reales forman parte del mismo ambiente cultural que encarnan en La distancia. La líder de la banda en la ficción es también la líder de Isla mujeres, agrupación que lleva su música a varias escenas. Vale aclarar que no es la única integrante de la banda que actúa en la película. De alguna manera (esto es una opinión personal, sin saber demasiado de rock platense), Isla mujeres es la banda femenina más vanguardista de la ciudad, influenciada por Él mató a un policía motorizado probablemente, aunque con estilo y originalidad propios.


La distancia es también la historia de un duelo por la muerte de una de las integrantes del grupo. La muerte trágica de la baterista y la tramitación de esa ausencia de la cantante. Las actuaciones son sobrias y prolijas, y más teniendo en cuenta que no son actrices profesionales. La familiaridad con los entornos que recrean, sumado a una simplicidad narrativa que requiere de ellas hacer personajes bastante parecidos a la vida real, da como resultado representaciones creíbles.


La distancia recuerda a la película de Ezequiel Acuña, La vida de alguien, donde el director recrea el under musical porteño. También a El lechón, película platense, cuyo protagonista tocaba en una banda y aparecían figuras icónicas del ambiente del rock de la ciudad. Incluso terminaba con un tema emblemático de la banda Norma. Lo interesante de La distancia es que retrata el mismo ambiente, pero en su faceta femenina.


En lo que tiene que ver con el guión, si bien no es cronológico, es decir ordenado según la sucesión temporal de los acontecimientos (se va del pasado al presente permanentemente, a momentos previos a la muerte de la baterista y momentos posteriores), eso se justifica en el intento de retratar la muerte de un amigo como presencia aun en la ausencia.


El pasado vuelve insistentemente, no termina de irse, en el recuerdo pero también en el vacío de ciertos espacios (como los pasillos y el patio de la Facultad de Bellas Artes) que ya no son lo mismo sin ese ser que los habitaba junto a nosotros.

La distancia recuerda a la película de Ezequiel Acuña, La vida de alguien, donde el director recrea el under musical porteño. También a El lechón, película platense, cuyo protagonista tocaba en una banda y aparecían figuras icónicas del ambiente del rock de la ciudad. Incluso terminaba con un tema emblemático de la banda Norma. Lo interesante de La distancia es que retrata el mismo ambiente, pero en su faceta femenina. La cámara toma, desde la profundidad del agua, los cuerpos de las amigas nadando en una pileta. De alguna manera, se destaca lo femenino dentro de la imagen cinematográfica. Hay una poética que realza la belleza y la sensibilidad de las mujeres. Mujeres hoscas, algo varoniles por momentos, más o menos reservadas con sus sentimientos y de espíritu solitario. La película realiza un acto de justicia similar al que produce escuchar una banda rocanrolera de chicas.


Me gustó saber que Franco Palazzo dirigía una película y más enterarme de sus buenos resultados. Cierta vez lo invité a dar una charla, creo que sobre la fotografía en el cine, y me quedó grabado su análisis del uso rupturista de la iluminación en Apocalypse Now. Me pareció bueno que reivindicara una banda como Isla Mujeres, que alguna vez fui a ver a un bar, frente a la vieja Estación Provincial, con el entusiasmo de haberla descubierto a través de las redes. Me gustó que la encargada de prensa, Sofía, me invitara a ver la película y se juntaran elementos de interés para mí. A veces, el cine parece confabularse para darnos momentos gratos y placenteros.


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