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Ezequiel Iván Duarte

CONSIGA AQUÍ SU ALFAJOR: FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA 2016, APUNTES

Dedicado a Álvaro Bretal, en su ausencia marplatense.


15bis. Erecto (II)


—Ay, tendrían que haber avisado que no era apta para menores.

—Bien que se quedó hasta el final, señora, jeje.

—Para eso los críticos escriben sus críticas.


19.¡Petróleo!


Viernes 25. Entro a ver The Challenge en una de esas pequeñas y extrañas salas del Ambassador con dos hileras relativamente largas de asientos a los costados y una bien cortita en el medio delante de la cabina de proyección. El comienzo es impactante: un largo plano fijo de un lugar cerrado y amplio por el que revolotean halcones: un centro de cetrería. Luego veremos a unos motoqueros con máquinas bañadas en oro y a otros hombres atravesando dunas con sus 4x4s tuneadas. El desierto y los atuendos (y la ausencia completa de mujeres) sugieren algún lugar del mundo árabe musulmán. La ampulosidad de las riquezas se vincula con la práctica antigua de la cría de halcones y de las competencias que se realizan y para las cuales los sheiks son capaces de gastar miles de dólares en adquirir un ave. Uno de los logros del documental es haber colocado cámaras GoPro en la cabeza de algunas de las rapaces, lo que posibilita apreciar la velocidad de movimientos y, en consecuencia, colegir las capacidades perceptivas extraordinarias de estos animales.


4.El mar que lava la pobreza


La cantidad de cirujas, personas durmiendo a la intemperie y perros callejeros es impresionante.


7.Woody Woodpecker


Los Modernos es la ópera prima de los uruguayos Marcela Matta y Mauro Sarser. Entramos con Álvaro F. sin ninguna expectativa —teníamos ese horario disponible y decidimos mandarnos— y resultó una grata sorpresa. He leído comparaciones —algunas desdeñosas— con Woody Allen. Confieso no ser muy conocedor de la obra del neoyorkino, pero hace poco había visto una de sus películas más mentadas de los últimos años, Medianoche en París, y si ese conjunto de clichés es realmente uno de sus mejores films recientes, entonces Los Modernos podría ser una obra maestra. Aclaro, no creo que lo sea, lo digo desde la comparación con Allen.


Narrada en un impecable blanco y negro —para evitar los gastos del procesamiento de color—, encarna la historia enredada de un grupo de parejas que se arman, se desarman, se entrecruzan en un entorno de clase media freelancera de Montevideo. Es lo que suele entenderse como película ambiciosa: lejos del minimalismo de otras propuestas, aquí hay un guión de hierro que determina la multiplicidad de historias, sus derivas y cruces, y los abundantes diálogos y disquisiciones —a veces pretenciosas, dicho esto no como un señalamiento negativo para con la película, sino como descripción del carácter, sobre todo, de su personaje más central, Fausto, interpretado por el propio Sarser—. Es de notar la capacidad de los realizadores para no perder el ritmo y la consistencia a lo largo de 135 minutos.


6.Novelas de la modernidad ideológica (I)


El que inventó los shoppings merece morir.


17.El libro


El jueves fue, finalmente, el momento de la presentación de La imagen primigenia, el libro de La Cueva de Chauvet. Nos acompañaron Fernando Varea y Fernando Juan Lima. Álvaro F. se quedó preocupado, con la sensación de que la charla había sido un tanto caótica. Yo le dije que la mesa se había dividido en dos: de un lado arrancamos más bien dubitativos (Varea y yo), del otro se plantaron muy bien desde el comienzo (Lima y él). Por suerte vino gente, más de treinta personas según cálculos de la Policía Federal. Nuestros invitados se mostraron muy generosos a la hora de hablar maravillas del libro, que seguro nos ayudaron a vender esos dos ejemplares luego de finalizada la presentación. Rescato la exposición de Álvaro F. y su propuesta de reontologizar la reflexión sobre el cine sin descartar lo aprendido en el giro subjetivista de los franceses. Es decir, todo bien con Serge Daney, pero no olvidemos a Béla Balázs. Yo agregaría, tampoco olvidemos a Jean Epstein.


14.Nucas


El auge del humano es el primer largo de Teddy Williams. Lo mejor está al principio. El primero de los tres segmentos de la película transcurre en la Argentina. Seguimos —mayormente de espaldas, en planos secuencia— a Exe, un pibe que labura en un mercado mayorista. Hay algo denso, húmedo, una atmósfera apocalíptica en esta historia. El momento central llega cuando Exe arriba a una casa grande, digna de una familia de clase media alta. Hay un contraste allí con la pertenencia social del muchacho. Sin embargo, busca a un amigo. Dentro de la casa está muy oscuro y hay gente reunida. Exe sale al patio trasero y entra en un sótano. Allí hay tres amigos desnudos: posan y exhiben sus cuerpos a través de una cámara web para espectadores que les van pidiendo que hagan cosas y que les pagan por ello. Todo indica que los chicos son heterosexuales pero, muy risueños, consienten en prácticas homosexuales entre ellos para satisfacer a los clientes. Exe no se suma a la partuza en sentido estricto, sino que permanece vestido, sentado en el suelo a un lado de la computadora y hace comentarios.


En la charla posterior a la proyección, Williams explicó que le gustan las películas que combinan momentos de tensión con otros en los que ‘podés irte’. Lo que me sucede con la segunda y tercera partes de El auge del humano es que la tensión desaparece a favor de la deriva constante. Primero, la pantalla de una notebook en la Argentina nos permite llegar hasta Mozambique, donde un grupo de chicos también exhibe sus cuerpos por dinero en Internet, aunque bastante más pudorosos que los argentinos. Vuelven los largos travellings que muestran de espaldas a los personajes mientras caminan; las dificultades y desmotivaciones del mundo laboral; la centralidad de la amistad masculina y la importancia de los medios electrónicos de comunicación. Luego, en el tercer segmento, al cual accedemos por medio de un hormiguero, en lo que es el mejor momento de la película después de la primera parte, llegamos hasta las Filipinas, donde dos chicas tendrán los roles centrales. Los temas se repiten aunque, al igual que en el segundo segmento, priman los momentos donde ‘podés irte’ del film.


666.The fall


—Vi a muchas estrellas: Jotafrisco, Jaime Grijalba, Marcos Vieytes, Jonathan Rosenbaum, los críticos europeos de la mesa itinerante “¿Para qué sirve la crítica?”, Lucas Granero, Pierre Léon, Alberto Ajaka. Saludé a otras tantas estrellas: Luciana Aon, Lautaro García Candela, Fernando Juan Lima, Fernando Varea, Paola Buontempo, Pablo Ceccarelli, Pablo Ponzinibbio, Giuliana Nocelli, Felipe (¿?).

—Esas no son estrellas, Ezequiel. Los más son los loquitos de Twitter.

—bababadalgharaghtakamminarronnkonnbronntonner-ronntuonnthunntrovarrhounawnskawntoohoohoordenenthur — nuk!


18.Bruto


José Celestino Campusano ha evolucionado técnicamente. Los ejercicios estudiantiles de puesta en forma de Vil romance o de Fango —matizados, sobre todo en este último caso, con un sentido de la fisicidad extraordinario— están ausentes de su último largometraje, El sacrificio de Nehuen Puyelli. Como drama carcelario, es atrapante, y el grotesco de algunos personajes (los malos de clase alta o sencillamente ‘blancos’) sólo ayuda a enrarecerlo (aunque se trate de un enrarecimiento involuntario). Quizás el mayor problema esté cuando el director y guionista trata de aleccionarnos mediante las exposiciones que hacen algunos personajes acerca de cuestiones relacionadas a la historia y cultura mapuches (aunque no se enfatiza en derribar el mito de que los mapuches son chilenos, ridiculez evidente desde el momento en que la nación mapuche es preexistente a las naciones chilena y argentina y que, además, los vestigios arqueológicos demuestran la histórica porosidad de lo que son las actuales fronteras entre los dos países). El tema no es la didáctica en sí, sino la particular didáctica campusoneana que funciona como la repetición de una lección escolar. Al mismo tiempo, se rescata la intención de representar una cosmología precolombina, con su moral y sexualidad particulares.


8.Novelas de la modernidad ideológica (II)


El que inventó los cines en los shoppings merece morir.


24.El papá más dulce del mundo


Una de las películas más entrañables que tuve la suerte de ver en Mar del Plata fue Corazones Cicatrizados de Radu Jude, sobre la obra homónima del poeta rumano Max Blecher, cuyos trabajos están en proceso de redescubrirse en lenguas española e inglesa. Blecher ha sido llamado ‘el Kafka de Rumania’, tanto por ser escritor judío como por la calidad de su literatura.


La historia, fuertemente autobiográfica, narra la estadía del joven Emanuel, alias Manu, en una clínica de rehabilitación en la costa rumana, tras ser diagnosticado con tuberculosis en la espina dorsal. Jude construye un film en base a planos fijos que son una ventana a prácticas médicas de la primera mitad del siglo XX. Lejos de la autocompasión, Manu reacciona, en principio, con un humor entre negro y disparatado y con una postura desafiante ante la perspectiva de permanecer largo tiempo en cama, con el torso enyesado. El director le dedica una gran atención, siempre respetuosa —la cámara esquiva el plano detalle—, a cada aspecto de la vida del protagonista, ya se trate de comer, de ser mimado por el padre más dulce del mundo, de tener relaciones sexuales o de sufrir la punción de un absceso. Como contrapunto, a los hechos imbuidos de la fuerza vital y del humorismo de Manu se le intercalan intertítulos con fragmentos de los escritos de Blecher, con un tono tan sombrío como los dibujos grotescos del propio autor incluidos en los créditos iniciales.


La seguridad de ser un cadáver en vida, de existir aunque no de estar completamente vivo, sensación incrementada por la forzada disposición horizontal, llevan a Manu, en los últimos minutos, cuando se confirma que debe viajar para hacerse una operación —hay una impotencia tan grande condensada en su permanencia a ras del suelo, en el medio del vagón restaurant del tren, en el medio del paso— a perder la ocurrencia y la sonrisa. Allí la historia termina y le sigue una coda, que transcurre en nuestros días, en la que vemos el cementerio y la tumba de Max Blecher y constatamos su muerte a los 28 años de edad.


10.White people problems


Sunescán Dalunabuso: el cuarto de helado a 80 pesos cuando en LP lo puedo conseguir a menos de 50.


23.Rambler Ambassador


Ya todo lo negativo ha sido dicho sobre las salas 3 y 4 del cine Ambassador. Quería agregar que en la proyección de La muerte de Luis XIV a la que asistí, el claroscuro barroco de las composiciones casi pictóricas de Jonathan Ricquebourg quedaba arruinado por un excesivo brillo en la imagen. Desconozco si es una falla de origen o de la proyección.

No creo que el film de Albert Serra sea la obra maestra que otros han visto; no deja de poseer visos de esterilidad, aunque menos abundantes que Historia de la meva mort. Eso sí, Jean-Pierre Léaud merece todos los premios que pueda recibir por su interpretación del rey moribundo. La precariedad del saber médico de la época actúa con efecto humorístico.


13.Chacha


Sólo pude asistir a dos funciones de cada una de las dos retrospectivas que pude enganchar. De Masao Adachi decir que sorprende que un japonés a principios de los 70 fuera capaz de elaborar el panfleto militante Red Army/PFLP: Declaration of World War. Estamos más acostumbrados a pensar este tipo de películas como pertenecientes a cierta tradición Latinoamericana. Más interesante me resultó Galaxy, de 1967, film onírico donde un hombre entra en conflicto con un otro yo anterior.


Pierre Léon fue una revelación. Primero vi Guillaume et les sortiléges, película de una frescura y franqueza admirables. Un muchacho se ofrece a cuidar un departamento ante la partida de la dueña. Una serie de personajes aparecerán y desaparecerán de improviso en el lugar, muchas veces encarnando arquetipos como el pro y el contra o la razón. Después pude enganchar L’Adolescent, basada en una novela de Fiódor Dostoyevski. Se me ocurre que Léon puede ser parte de una herencia bressoniana con aristas humorísticas, como Eugène Green, aunque el humor de aquél es más absurdo y juvenil y menos irónico que el de éste.


2.Mon fils


Llegamos con Álvaro F. el domingo al mediodía. Tratamos infructuosamente de conseguir entradas para A quiet passion de Terence Davies. Terminamos por ver Los compadres, parte de la sección Generación VHS, una comedia ochentosa de Francis Veber con la pareja dispareja de Gérard Depardieu y Pierre Richard. Fue en el cine Del Paseo. Nos sentamos bien atrás, donde fuimos perturbados por los ruidos provenientes de fuera de la sala —y, a veces, de adentro mismo, cuando algún desubicado se ponía a charlar sin salir del lugar—.


1.La monotonía de la pampa o El muerto se ríe del degollado o Muéranse sin decirme adónde van o Café froid


Los micros de El Rápido Argentino tienen un olor a muerto…


16.Erecto (I)


Rester Vertical no será tan excelente como Ese viejo sueño que se mueve o que El desconocido del lago —a mi entender lo mejor del director francés Alain Guiraudie—, pero vaya que es maravillosamente extraña. Como en su película anterior, aparece aquí el sexo explícito, aunque en menor cantidad. Pero, a diferencia, transcurre en una lógica que va tornándose más y más pesadillesca, sin por eso perder el humor, lo que la vuelve aún más chocante. Hacer una sinopsis sería inútil: la historia deriva, se repite y se ramifica de tales formas que no es posible hacerle justicia en unas pocas líneas. Digamos, simplemente, que la vida de un director y guionista de cine —cuya orientación sexual es polimórfica, como es usual en Guiraudie— se desenvolverá en un ensueño donde se verá más y más despojado de afectos y de seguridades materiales. Quizás, la película previa del director que más se le parezca sea Sin descanso para los valientes, cuyo protagonista también se veía forzado a vagar impulsado por una serie de acontecimientos oscuros. Pero, repito, el sentido del humor siempre está ahí. Afecto como siempre a los pueblos pequeños y antiguos y a los espacios rurales, por primera vez en su obra aparece la ciudad moderna, y no podía hacerlo de otra manera que de forma ominosa. El campo salvaje surgirá así como espacio de aparente redención (¿pero redención de qué? ¿qué males está expiando el protagonista? ¿de qué es culpable, si de algo? Traer a colación el nombre de Kafka no estaría de más, me parece), tal vez, en el vientre de los lobos hambrientos.


14.Ganzo es un apellido elegante


El martes 22 se debate, como siempre, para qué sirve la crítica. El gancho es que son escribas europeos —mayoría de españoles, un francés, un portugués—. Lo que me queda claro es que los críticos no parecen leer mucha crítica o que se quedaron en debates perimidos —falta que empecemos a discutir de vuelta el travelling de Kapo, que siempre fue una mala excusa para argumentar una posición considerable—. También, que al menos estos críticos europeos están más perdidos que sus pares sudamericanos. Insisto en vincular la crítica al ensayo: son sinónimos. Se trata de textos que pueden emplear cualesquiera medios (prosa, verso, experimentos, primera persona, segunda o tercera, etc.) para desarrollar el juicio —si sigo a Fernando Alfón, juicio en tanto opinión, parecer, argumento, comentario—. Es el juicio el elemento preeminente. De aquí, creo más valioso preguntarse por las formas que podría adquirir la aproximación escritural al cine y que no toma en lo usual como forma de reflexionar sobre nuestras propias prácticas como escritores —y no sólo como escritores: allí tenemos al videoensayo, género aún escasa o nulamente practicado por los críticos argentinos—.


20.La violencia está en nosotros


De Bertrand Bonello sólo había visto De la guerre, una de esas películas que parecen tener muchos elementos para ser realmente notable pero donde hay algo que no termina de cerrar. Nocturama —que también es un disco, no de los mejores, de Nick Cave, cuyo nombre aparece en los agradecimientos— es más contundente, no sé si mejor —aunque, en verdad, no tenga ninguna importancia si es mejor o peor—. La película abre con una serie de planos secuencia donde seguimos a varios jóvenes que recorren —de manera sospechosa— los subtes y calles de París. El montaje es extraordinario —no he podido encontrar el nombre del o la montajista—, con un sentido del ritmo y el movimiento notables.


Lo que tenemos es la elaboración de distintas violencias: la del capital privado, con la venia del poder político; la del terrorista antisistema y la monopólica del Estado.


999.De oliva


En Zack’s, casa de comidas del Paseo Aldrey, tienen una obsesión con el aceite.


22.Una casa grande y sonámbula


Dos películas donde la Historia parece materializarse en sendas casas: Aquarius, del brasileño Kleber Mendonça Filho y Visita o memorias y confesiones del portugués Manoel de Oliveira. Esta última es considerable porque fue filmada a principios de los 80, pero su director sólo permitió que se la exhibiera, a modo de testamento, después de su muerte, que aconteció en 2015 a la edad de 106 años. Se trata de un film autobiográfico, donde dos intrusos que permanecen fuera de campo van descubriendo la casa de toda la vida de la familia de Oliveira junto a los espectadores. En ocasiones, el propio realizador aparece para narrar a cámara momentos de la historia de su estirpe, enmarcados en acontecimientos más generales de la historia del siglo XX en Portugal. Su relato de una familia de clase alta venida a menos es otro detalle que la vincula en cierta forma con Aquarius. El film brasileño, por el que Sonia Braga ganó el Astor de Plata a la mejor actriz, aborda la vida de una mujer jubilada, de familia rica, que insiste en permanecer en su viejo departamento en el edificio casi abandonado de Recife que da nombre a la obra, pese a que una corporación inmobiliaria hará de todo para forzarla a vender. Pero, parecen sugerirnos ambos films, las vivencias quedan por siempre arraigadas al hogar-casa; partir implicaría desprenderse de un gran pedazo de historia personal, de aquello que la concretiza.


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