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Foto del escritorJulia Centeno

EN UNA DANZA CIRCULAR. Diana Bellessi traductora.

Julia Centeno nos presenta una antología de poesía que ha esperado 35 años para hallar su versión argentina, en traducción de la poeta de Diana Bellessi: “Contéstame, baila mi danza” (Salta el Pez, 2019). La ocasión amerita para reflexionar sobre el movimiento feminista, puesto que Bellessi fue contemporánea a dicho movimiento, dentro del cual este libro de poesía resulta un hito. También, sin duda, es una buena ocasión para reflexionar sobre la potencia de la poesía y el lenguaje.


en la poesía la historia se emocionaliza,

y en la imagen del otro que recibe y da, se alza la ilusión del yo

Diana Bellessi


En 2019 se editó “Contéstame, baila mi danza” un libro de poesía, pero sobre todo una poesía en sí mismo, o un hacer poético, algo así como una trama de voces cuyo eco trasciende distancias y temporalidades.


Es bastante conocida la historia de la “segunda” (o “tercera” desde otra perspectiva) ola feminista que tuvo como epicentro a Estados Unidos entre la década de los 60 y finales de los 70. Este movimiento (que como cualquier ola no tiene límites claros y deja siempre una vibración a su paso) coincidió con el Movimiento de Liberación de las Mujeres norteamericanas, grupo que signó también la lucha antirracista producto del hartazgo ante las incontables injusticias en la comunidad afroamericana en ese país.


Lo que no resulta tan conocido quizás, es que la poeta argentina Diana Bellessi fue testigo en primera persona de esos intensos años ya que se encontraba como inmigrante ilegal en Nueva York y desde allí su particular mirada hizo contacto con algunas de las voces más representativas del activismo poético pleno de expectativas de emancipación.


En una de esas noches en un bar la vi. Aunque por el ruido ambiente no escuché nada del poema que recitaba en el escenario, llegué a escuchar en un intervalo la frase <<contéstame, baila mi danza>> y eso fue suficiente, para mí significó una interpelación directa” así relata Diana ese primer y épico (para utilizar un adjetivo expropiado) encuentro con Muriel Rukeyser, una de las poetas que compone esta pieza bilingüe exquisita que cuenta con la traducción de poesías de doce mujeres y un ensayo de Barbara Deming donde se ponen de relieve algunos de los debates más interesantes sobre la palabra como despliegue de belleza y de confrontación, así como también busca ser una interpelación a un diálogo permanente o un eco de la potencia de aquellos años que perdura hasta hoy.


Contéstame, baila mi danza es entonces una propuesta a adentrarse en un laberinto especular donde desde diversos frentes dialogar con la poética femenina que quiere salirse de los márgenes estrechos destinados para ella.


La historia de este libro es como la historia del feminismo, larga: fue editado por primera vez en Reino Unido en 1984 con los poemas de seis autoras seleccionadas y tendríamos que esperar hasta Noviembre de 2019 (35 años después) para que la editorial “Salta el Pez” nos regale la versión argentina, que incluye poemas inéditos en aquella primer versión y también nos invita a la lectura de seis poetas añadidas.


Algunas de las reflexiones a las cuales nos invita esta experiencia de lectura y de escucha es la importancia de trazar genealogías propias y hacer aparecer aquellos nombres que han quedado en las sombras de las antologías de la época o de la gran literatura. Si bien algunos nombres que allí figuran son hoy conocidos, la mayoría son invisibles en la industria editorial fuera de EEUU y la categoría “antología” les da la posibilidad también de leerse con el espíritu buscado originalmente: una búsqueda colectiva de creación a partir del activismo (en sus múltiples manifestaciones).


Otra cuestión que me interesa particularmente es la pregunta acerca de si existe o no una poética femenina, es decir, un lugar de enunciación propio, un yo lírico que entramado constituya una resistencia en las largas décadas de indiferencia. En este sentido, un aporte fundamental lo hace Julia Kristeva (1976) cuando introduce el concepto de lo poético en el lenguaje femenino como la particularidad de aquel texto que pondera los procesos por los cuales construye sus propios significados. La poética, o “lo poético” es un recurso para transgredir lo dado, para hacer visible lo otro, lo ausente, lo femenino.


Diana Bellessi se pregunta: ¿Qué revela el poema? Y nos da una posible respuesta: Siempre revela la historia, es decir el tiempo que vivimos, el tiempo compartido con todos los demás. Y un orden replegado que sostiene su misterio, la fuente donde todos abrevamos. Por ello es la tarea de traducción de un poema una tarea que resulta particularmente desafiante y que incluye un riesgo

En el ensayo de Bárbara Deming leemos lo que podríamos caracterizar como una lectura sintomática o una exégesis literaria con mirada feminista de algunas de las grandes obras de la literatura escrita por mujeres, como el caso de las hermanas Brontë o la mismísima Virginia Woolf, en un análisis que nos sirve para pensar la construcción simbólica, construcción de orden, o sublimación de sentido que aparece en la expresión de la condición particular de escribir dentro del universo de la literatura dominado y conquistado por grandes hombres; una reflexión que busca mirar en el backstage de la trama para ver desde una perspectiva que incluya a quien escribe y sus particulares limitaciones e intereses. Bellessi nos sugiere leer con atención ya que este ensayo nos devuelve -en un movimiento que exige el compromiso de quien lee- a lo poético, donde lo metafórico gana lugar como posibilidad de trastocamiento del lugar mismo dentro del lenguaje, pérdida de anclaje para referencia heteronormada, lugar de libertad y de insubordinación privilegiado. Es decir, nos invita a una danza circular donde la palabra de Deming se vuelve aliada de la poesía.


En un ensayo titulado La pequeña voz del mundo Diana Bellessi se pregunta: ¿Qué revela el poema? Y nos da una posible respuesta: Siempre revela la historia, es decir el tiempo que vivimos, el tiempo compartido con todos los demás. Y un orden replegado que sostiene su misterio, la fuente donde todos abrevamos. Por ello es la tarea de traducción de un poema una tarea que resulta particularmente desafiante y que incluye un riesgo, incluye un compromiso y la toma de decisiones en la trama particular que resulta de la “antología”, allí, no sólo aparecerán los perfiles individuales sino que, siguiendo el espíritu de estas activistas, aparecerá un cuerpo colectivo capaz de perpetuar sus ondas sonoras creando y re-creando razones poéticas.


Por todo esto el libro es una invitación a entrar en la danza, que exige el despojo y la metamorfosis, pero que promete el encuentro, porque como leemos en uno de los poemas aquí traducidos, no es necesario, es urgente.


Una invitación a una huella aún invisible pero que nos guía, o a recuperar los recuerdos del devenir. Una invitación a convocarnos allí.


Poema invocando a todas las minorías silenciosas

HEY

VENGAN

SALGAN

DONDE QUIERA QUE ESTÉN

TENEMOS QUE REUNIRNOS

EN ESTE ÁRBOL

QUE NO HA SIDO

PLANTADO

TODAVÍA

June Jordan



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