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Foto del escritorÁlvaro Fuentes

Oculto el sol: magia dentro y fuera de la pantalla

El autor acudió al cine Select, en horas en que la luz se apaga como en un eclipse, a ponerse un poco al día con lo que produce el cine argentino en sus capas jóvenes e independientes.


Advertencia: se anticipan aspectos de la trama de la película.


Oculto el sol es la ópera prima del argentino Fabricio D’ Alessandro, escrita y dirigida por él. Se compone de varias historias, unidas por la aparición de un eclipse que cubre con su luz tenue cada uno de los pequeños universos narrados (son trece, en total, los personajes retratados). De igual manera que el fenómeno astronómico, una premisa recorre el conjunto: que en el cine, como en la vida, la magia es posible.


Hay una de las historias, que fuerza la verosimilitud, entrando directamente al terreno del género fantástico, para dar carnadura al anterior concepto: un mago irrumpe en la vida de su ex amante, ahora en pareja con otro hombre, para recordarle que el amor es una fuerza que sigue viva entre ambos. El mago aparece y desaparece de uno de los asientos del auto, así como los corazones que pega mediante sus poderes a las paredes, ayudado por la magia propia del montaje cinematográfico, que hace aparecer y desaparecer las cosas del mismo lugar a su antojo. Es también el mago el que, con un sutil movimiento de actuación, presenta la llegada del eclipse, que parece haber sido convocado por él. Pasa de ser un típico acosador de mujeres, a un mensajero del más allá.


El mago no es el único personaje que parece llegado de otra dimensión para comunicar que la vida es magia y misterio. La mujer que desiste de casarse, minutos antes de la boda, también parece poseída por una poderosa fuerza. Mientras su hermana la quiere convencer de que vuelva a la ceremonia, ella usa los utensilios de maquillaje para dibujarse un círculo negro en la frente, símbolo de la luna que tapa al sol. Vale la aclaración de que esta historia en particular está actuada por dos actrices chilenas y transcurre en algún lugar que podría ser Argentina pero también Chile. La potencia transformadora de los astros en movimiento trasciende las débiles fronteras entre países.


Oculto el sol escenifica, de manera similar, la fuerza gravitacional de los astros en la vida de las personas, determinando sus decisiones, moviéndolas a actos de libertad. Parece sugerir, sin embargo, que la magia no está tanto en el poder de los astros, sino en las personas y en su capacidad para creer en fuerzas como el amor o el arte. Como en la historia del músico que sube a la terraza de su edificio para nutrirse de esa energía que emana del cielo, y luego vuelve al departamento y se sienta frente al piano lleno de inspiración.

Otra de las historias relata el ingreso clandestino de dos mujeres jóvenes a la casa de una actriz famosa. Poseen la llave y saben que la actriz no está, por lo tanto entran en plan de travesura adolescente. Se prueban la glamorosa ropa de la dueña de casa, actúan, juegan en la lujosa cama y terminan, bañadas por la enrarecida luz del eclipse, abrazadas en un beso apasionado.


Difícil no evocar la escena del eclipse de la película Apocalypto de Mel Gibson, mientras tienen lugar los sacrificios humanos en el corazón del imperio Maya. La luna tapa al sol y el tiempo parece detenerse. Se produce un silencio absoluto entre la gente que observa las ofrendas, el sacerdote que dirige la ceremonia interpreta que los dioses están saciados y el destino que le espera al protagonista cambia drásticamente.


La película de Fabricio D’ Alessandro posee ideas refrescantes y originales, que son llevadas a la pantalla con soltura y elocuencia. Un muy buen primer paso para este nuevo realizador.


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