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Ignacio de la Sota

Wolfwalkers: la representación de la otredad

El autor nos introduce en la narrativa del largometraje de animación Wolfwalkers (Moore y Stewart, 2020) y, a partir de su análisis, propone un recorrido que parte de dos caminos paralelos: la dicotomía de la identidad, a través de la representación del espacio y la caracterización de los personajes —y de sus miradas frente al otro.



Wolfwalkers (2020) es una película de animación irlandesa dirigida por Tomm Moore y Ross Stewart. Fue lanzada en Apple TV+. La película forma parte de la productora Cartoon Saloon, que realizó otros largometrajes de gran reconocimiento como El secreto del libro de Kells (2009), La canción del mar (2014) y El pan de la guerra (2017). Wolfwalkers transitó por varios festivales y premios de gran calibre. Su premisa es simple y conmovedora como cualquier cuento de hadas clásico, pero eso no opaca los complejos sentidos implícitos que tiene la película, convirtiéndola en una verdadera joya de la animación y de lo mejor del 2020. En los siguientes párrafos se ahondará en su encantadora historia. Este análisis no entrará en detalles ni spoilers para que luego se pueda ver y apreciar la película con su propia lectura y visión.


La película transcurre en el medievo irlandés en el que Robyn y Bill Goodfellowe, su padre, son enviados a Irlanda para que este acabe con los lobos de la región. No obstante, no contarán con la presencia de la magia y de personajes entrañables que habitan en el bosque. Robyn es una joven que quiere ser como su padre y convertirse en una cazadora, pero la sobreprotección de Bill y las rigurosas reglas de Lord Protector Oliver Cromwell se lo impiden. Sin embargo, esto no será un obstáculo para Robyn en adentrarse al bosque y conocer a Mebh, una joven enérgica, de fuerte personalidad y presencia en pantalla.


Luego de haber resumido brevemente el film, me adentraré a desarrollar los sentidos implícitos y explícitos que plantea. La otredad es uno de ellos. Esta es la construcción de una mirada despectiva del otro, del diferente. Esta carga negativa está acuñada con la ignorancia y desconocimiento. En el largometraje se presenta dicho enunciado e incluso se puede afirmar que hay una doble otredad en el film. Una, es el binomio ciudad-naturaleza y la segunda es más bien socio-cultural: la de ingleses e irlandeses.


Este último eje esta evidenciado de manera explícita en los Goodfellowe, que son británicos. Ellos son mal vistos y estigmatizados en el pequeño pueblo irlandés porque los ingleses están asentados en sus tierras. Esto resulta un fragmento interesante de la ocupación y colonización histórica que sufrió Irlanda en aquel entonces. Por otro lado, desde el lenguaje cinematográfico y de los sentidos implícitos, hay que señalar los rasgos principales del diseño de los personajes británicos. Estos están conformados por figuras geométricas cuadradas y rectangulares, representando la rigidez de los mismos y su delimitación. Esta característica también se repite en el diseño de fondos y se complementa con la presencia de rejas y de la repetición constante de guardias y torres como si se tratase de un gran panóptico. La paleta de colores del pueblo es tenue y monocromática, simbolizando de esta manera la sensación de encierro y privación de la libertad.

El antagonista principal de la película, Lord Protector Oliver Cromwell, es un claro reenvío a Claude Frollo de El Jorobado de Notre Dame. Sus semejanzas radican en la justificación de sus acciones por el nombre de Dios. Además, Cromwell responde a la idea reaccionaria de civilización y barbarie en la que el progreso es necesario a partir de la destrucción de ese otro señalado como un monstruo, carente de alma y sentimientos. Las reglas que imponen son herramientas de poder y miedo, mostrando a lo largo del largometraje que no duda en utilizar todo el peso de las fuerzas coercitivas ante aquel que se oponga a sus ideales.


Ahora bien, se describirá el polo opuesto a los ingleses y la ciudad. El primer antimonio alude a los irlandeses. El diseño de los mismos se destaca por ser figuras ovaladas e irregulares; siendo estos de baja estatura en comparación con los ingleses. De tal manera, se puede inferir a partir del lenguaje visual la superación y dominación sobre ellos. El diseño de fondos del bosque es como la naturaleza misma: caótica y bella. Resalta la pregnancia de la misma por la compleja paleta de colores y las diversas formas de los árboles. Incluso rompe con el estereotipo de bosque oscuro, ya que hay un diseño lumínico que logra resaltar esos colores, a diferencia de la ciudad que se ve oscura y gótica en el máximo esplendor de su significado.


Aunque haya sostenido que no iba a revelar demasiada información de la película, es pertinente describir una escena de la misma para señalar la ruptura de la otredad. La secuencia en sí es la accidentada mordida de Mebh a Robyn. Esto manifiesta una invitación a la citadina a conocer su cultura y costumbres. Entonces, Mebh la invita a ponerse en sus zapatos y a formar parte de su manada, generando luego así una fuerte conexión de amistad entre ambas. Esto desencadenará un profundo arco de transformación en Robyn, quien inicialmente pretendía ser una cazadora de lobos del bosque como su padre y pasa a ser una wolfwalker que quiere protege al mismo de los humanos.


En síntesis, es una película que tiene una fuerte carga ideológica, una estética formidable y una reconocible puesta en escena que la hace única. Wolfwalkers nos invita con su moraleja final a superar las diferencias y encontrar similitudes para formar lazos. Cartoon Saloon es un estudio de animación que asombra y seguro lo seguirá haciendo.

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